La fascinación que nos despiertan los músicos más singulares, cuyo compromiso con la creación es intenso, incondicional y punzante, detona esa cosquilla por hacer ficción que mueve a Juan Carlos Hidalgo y cuyo resultado inevitable son estas páginas. El primer punto de comparación es el que guarda con la novela corta que Julio Cortázar escribió arrebatado por la existencia zigzagueante y caótica del jazzista Charlie Parker. En El perseguidor, el autor de Rayuela si bien privilegia los hechos que arrojan al saxofonista al abismo, también intenta desmenuzar lo que el jazz ha significado para él. De la misma manera, Hidalgo salda su deuda con el rock o, mejor dicho, con la música de nuestros días que escapa a la clasificación. Enrique Blanc El rock es —y en ello me identifico plenamente con los demonios del autor— una referencia omnipresente en un libro que funciona como un disco. Es decir, un álbum curado y pensado para que se deguste pieza por pieza. Uno podría “descargarse” un cuento o un poema del libro al azar, y seguro lo disfrutaría, pero el placer que genera leerlo en orden, tal como el autor imaginó que debíamos hacerlo, representa una experiencia literaria de alto calibre. Arturo J. Flores Por estos escritos desfilan, entre otros personajes de la era afterpop: Gustavo Cerati, Dorian, Daniel Johnston, Los 4 Fantásticos, Morrisey, Amy Winehouse, Eels, Lee Ranaldo, Blur, Damien Hirst, Sufjan Stevens, Slavoj Žižek, Lucian Freud, Jonathan Frazen, Radiohead, Vicentico y Nacho Vegas. * gastos generados por el envío vía correo certificado (si aplica): |