AA

Total

"Sólo tengo ocho años pero sé perfectamente que mamá no nos considera ni magníficas, ni creativas ni amables. Se lo voy a decir a los diecisiete: tú nunca nos consideraste magníficas ni creativas ni amables y comenzaremos una discusión que cerraré con broche de oro jurando que por mí todos se pueden ir a la chingada y que me voy a ir lejos y nunca los volveré a ver. Mi mamá dirá: te desconozco. Le diré: yo quisiera desconocerte. Pero no saldré de la casa ni esa noche ni ninguna otra de los siguientes cinco años. Anda, nena, busca a tu hermana, que venga a tocarnos el piano. Encuentro a mi hermana, está en la cocina. Mamá la mandó a cortar el rollo de dulce. Pero el rollo está intacto y mi hermana se besa con Carlos, nuestro primo, yo no sé si está bien o está mal pero me gusta verlos besarse. Mi hermana tiene dieciocho y a los dieciocho las mujeres quieren que un hombre como Carlos las bese... Papá y mamá nunca sabrán hasta dónde llegará Carlos con mi hermana, no se van a enterar que, por él, terminó haciéndose un legrado. Yo tampoco lo voy a saber hasta que un día, cuando nazca su primer bebé, ella misma me lo confiese. Me regreso a la fiesta y me muevo con tranquilidad. Tomo otro cargamento de carnes frías y avanzo. Voy del lado de las mujeres, como y bebo sin que nadie se dé cuenta. Voy del lado de los hombres, como y bebo sin que nadie se dé cuenta. Los amigos de papá me cargan, alguno me abraza, otro más me sienta en sus piernas e intenta rozar mi muslo, tratará de cruzar el calzón, pero no pasará nada. Al menos no en esta fiesta…"